viernes, 10 de enero de 2014

Visita a la exposición «El surrealismo y el sueño»

Como ya comentaba en una entrada anterior del blog, ayer visité la exposición «El surrealismo y el sueño», que cierra este domingo 12, en el Museo Thyssen-Bornemisza. En la muestra se exponen obras (cuadros, esculturas, fotografías...) de algunos de los pintores y escultores más importantes del movimiento, como Salvador Dalí, Joan Miró, René Magritte, André Masson o Max Ernst, entre otros muchos.

Mujer ante el espejo (1936), Paul Delvaux
La organización de exposición se lleva a cabo mediante ocho espacios temáticos sucesivos, seis en la planta baja y dos en el sótano, que agrupan las obras de distintos autores en torno a un motivo central en cada caso:
  1. Los que abrieron las vías (de los sueños). Antecedentes fundamentales, a modo de introducción.
  2. Ya es otro. Variaciones y metamorfosis de la identidad.
  3. La conversación infinita. El sueño es la superación de Babel: todas las lenguas hablan entre sí, todos los lenguajes son el mismo.
  4. Más allá del bien y del mal. Un mundo donde no rigen ni la moral ni la razón.
  5. Donde todo es posible. La omnipotencia, todo es posible en el sueño.
  6. El agudo brillo del deseo. La pulsión de Eros sin las censuras de la vida consciente.
  7. Paisajes de una tierra distinta. Un universo alternativo que, sin embargo, forma parte de lo existente.
  8. Turbaciones irresistibles. La zozobra.

Desnuda dormida (1954), Dorothea Tanning
Uno de los elementos fundamentales de esta muestra son las siete vídeo-instalaciones, entre ellas la celebérrima Un perro andaluz (1929), de Luis Buñuel, pero también La Edad de Oro (1930) del propio Buñuel o Recuerda (1945) de Alfred Hitchcock.

En esta exposición, cuyo comisario ha sido José Jiménez, se presenta un tema que, a pesar de su trascendencia e importancia, no había sido abordado en una exposición artística monográfica: la relación entre el movimiento surrealista y el mundo onírico. Los surrealistas no se limitan a a seguir a Sigmund Freud, autor del influyente libro La interpretación de los sueños (1900) y padre del psicoanalismo. Para ellos, el sueño es la otra mitad de la vida, un plano distinto de experiencia al de la vida consciente. El sueño deja de ser considerado como un vacío, un agujero de la consciencia, para ser entendido como «el otro polo» más o menos latente o no completamente explícito, del psiquismo. Lo «real» se amplía en los «surreal», cuya manifestación más consciente, por su continuidad e intensidad, sería el sueño.